Habían pasado sólo dos páginas cuando se me cayó el alma. Prácticamente, más que leerla, lloré cada hoja de este texto. Me involucré y me comprometí de principio a fin. Y sé que no es una simple historia sobre mujeres. Es una realidad social desgarradora que TODOS debiéramos conocer y combatir. Gracias por la gentileza de acercármela a mí. Pocas veces el teatro me conmovió y me fascinó hasta la devoción (y te está hablando un apasionado del género). Con cada lamento me desintegré, y con cada ventana abierta a la esperanza me reconstruí.
Cuentan con mi presencia incondicional el día que presenten la obra, porque perdérsela sería estar perdido.
¡Te abrazo y te agradezco nuevamente que hayas tocado mi corazón irremediablemente!
¡Por menos silencio y por verdadera justicia!
LEANDRO.
9-11-10
*A todo aquél que pueda acceder al guión de, o ver MUJERES DE ARENA, que lo haga, porque es un deber social.